La historia de la Almendra Tropical, como me la contó mi padre. Parte II
VILLABA, EL NUEVO DUEÑO
De tal manera, que aquel jovenzuelo en alpargatas de Bucaramanga, se había hecho al control accionario de la empresa.
A estas alturas de la vida y de esta historia, no vale pena ahondar ni escarbar en este tema, cuando todos sus protagonistas ya fallecieron.
Solo agrego lo que “vox populi” siempre me han contado viejos barranquilleros: Celio Villalba se hizo a las acciones, primero del tío Pacho, con dinero que le facilitó una prestante familia local y después, las del tío Zacarías tras su muerte repentina.
Lo cierto es que papá evitaba hablar de este tema en casa. Era un tabú. Se que era buen amigo de Villalba y recuerdo que todos los años le enviaba un cablegrama a Madrid el 13 de mayo, fecha de su cumpleaños.
De esos años de mi niñez, recuerdo una ancheta inmensa que enviaba Villalba, cargada de licores y enlatados extranjeros, turrones y pasabocas, que llegaba a la casa en la calle 76 # 47-33, todas las navidades y que papá iba a las fiestas que Celio hacía en su mansión de la calle 74 con 58 esquina. En los 60 el teléfono de mi casa era 40781.
Papá jamás habló mal de Celio Villalba y cualquier pregunta o afirmación que le formulaba en este terreno, sobre cómo la empresa terminó siendo suya, respondía: “A mi no me consta”.
EMPIEZA OTRA ERA
La nueva administración trajo dos técnicos en la elaboración y empaque de tabaco. Para entonces, la empresa ya funcionaba en la calle Las Flores (38) con el callejón de Bocas de Ceniza (Cra 27), su última ubicación hasta su desaparición en el 97.
SANTANDEREANOS EN LA ALMENDRA
Del departamento de Santander, Celio Villalba trajo a Luis Felipe Carreño, experto en empaques, y a Luis Emilio Quintero, técnico en fabricación del grano.
En la Almendra Tropical trabajaron, entre otros, los siguientes santandereanos: Germán Barreneche, Artidoro Casas, Gregorio Santos, Francisco García Valderrama, Pablo Vargas Illera, Guillermo Argüello, Celestino Argüello y Oliverio Argüello.
De El Socorro, Villalba trajo a vivir a Barranquilla a su padre, don Ernesto Villalba y a su medio hermano paterno, Alfredo Villalba.
Retornando a la historia de la familia García, mi padre me contó que “La Constancia” traía la hoja de tabaco de Ovejas, Bolívar, ahora Sucre.
EL PARQUE ALMENDRA
La manzana que hoy ocupa el Parque Almendra, Cra 30 con la calle 37, era propiedad de Zacarías García, quien la donó al Municipio, que la transformó en la Plaza 7 de abril.
Allí se concentraba La Reconquista el Martes de Carnaval. Posteriormente se le cambio el nombre por Parque Almendra, que perdura hasta la fecha.
Al crecer la empresa, Villalba continuó la labor social iniciada por García y en el mismo parque construyó una biblioteca y una concha acústica para espectáculos públicos gratuitos.
Esta última pronto será remodelada y ampliada por la administración de Alejandro Char. Frente a la vieja Plaza 7 de abril había una gallera.
EL BARRIO CEVILLAR
El socorrano apoyó la construcción de una urbanización de viviendas populares, al sur de Barranquilla, identificada con la sigla de su nombre, Celio Villalba Rodríguiez. Es el barrio Cevillar.
LA CASA BETHANIA
En el barrio Delicias en la calle 74 con 38, donó unos terrenos a la Compañía de Jesús, donde se construyó la Casa Bethania, de retiros espirituales.
A la entrada había un óleo suyo con un error imperdonable: Silvio Villalba. El inmueble fue vendido y demolido y ahora allí están las Torres de Bethania.
EL ENTORNO EN LOS AÑOS 30
En la década del 30 la Almendra Tropical estaba rodeada de casuchas muy humildes. Resaltaba la casa de Pacho García, con doble acceso por Las Flores y Caldas.
En la carrera 27 con calle 39 había una fábrica de tejas de propiedad de Pascual De Caro.
En el 32, Celio Villalba ya pertenecía al Club Rotario. En el 42, como director de la junta del carnaval, sacó la fiesta a la calle y empezaron las verbenas.
NOVEDADES PUBLICITARIAS
Inspirado en el carnaval de Colonia, Alemania, Villalba patrocinó “los cabezones” en la Batalla de Flores, que por muchos años encabezaron el desfile más importante del Carnaval.
El logotipo que simboliza a la Almendra Tropical desde hace 91 años, fue diseñado en Alemania cuando mis tíos tenían contacto con Europa.
Un afiche original alemán, permaneció en el puesto de degustación de la Cafetería en el segundo piso del aeropuerto Ernesto Cortissoz, con la siguiente leyenda:
“Café Puro Almendra tropical. Fabricantes: Fco García y Hno S.A. Mercado Publico”.
Es un testimonio histórico sobre quiénes fueron los verdaderos fundadores de la empresa.
La Almendra llevó la delantera en novedades publicitarias. A fin de año intercambiaba empaques vacíos de café, (las famosas papeletas), por cafeteras, pocillos, vasos, platos, cuadernos y lápices.
La iniciativa fue plagiada con el tiempo por su competidor local Café Universal, empresa también desaparecida en 2011.
La Cafetería apoyaba las fiestas patronales de los pueblos con espectáculos folclóricos. Financiaba la quema de castillos de fuegos artificiales, generalmente elaborados por los hermanos Altamiranda.
Por décadas a fin de año regalaba cientos de calendarios verticales con un motivo religioso.
BODAS DE RUBÍ EN EL 67
En 1967, con motivo de los 40 años obsequió entre sus amigos y clientes, dos long play, con una reseña histórico musical de la Costa Caribe desde 1927.
Los discos en pasta dura venían insertos en carátulas individuales de color sepia y verde oliva, con el rótulo:
“40 años de música costeña, volumen 1 y 2. Escúchelos siguiendo el orden de numeración. Obsequio de la Cafetería Almendra Tropical.”
Grabación supervisada por el departamento de Ventas y realizada por el departamento de radio de Publicidad Nova, bajo la coordinación y asesoría de Esther Forero, musicalización de Felix Chacuto y locución de Miguel Lugo Villarreal [la voz oficial de los comerciales de radio de la empresa].
LA VENTA DEL CAFÉ
En los años 30 el café se vendía en carros de mula y en dos camionetas que iban por las casas y en las tiendas ofreciendo el producto.
Venía en presentaciones de 1 centavo, 2 centavos y 3 libras por 55 centavos.
En los años 60 comenzaron en Colombia los secuestros selectivos de empresarios.
En marzo de 1965 el secuestro y asesinato del empresario vallecaucano, don Harold Eder, propietario del ingenio azucarero Manuelita, sacudió al país.
Celio Villaba decide abandonar Colombia y se establece en España, en el Paseo de La Castellana 54 Madrid, donde fallece en 1968.
Sus herederos en Barranquilla siguen manejando la fábrica durante los siguientes 25 años, con pulso flojo y mucho derroche. Hasta que la empresa no resistió más y se quebró definitivamente en 1997…